sábado, 4 de abril de 2009

Raúl Alfonsín


El 31 de Marzo del 2009 fallecía Raúl Alfonsín, y con su muerte se hace eterno todo lo que él representa. Es el principal exponente de esta joven democracia que comenzó en 1983, y es un ícono en la lucha contra el terrorismo de Estado y la defensa de los derechos humanos. Ocupó el sillón presidencial en uno de los momentos, sino el más, difícil de la historia Argentina. No bastaba con recuperar la democracia, había que hacer que ésta dure, que se vuelva a poder confiar en las instituciones, había que recobrar una hegemonía política y frenar la puja de poderes por el lado de las Fuerzas Armadas, y había que suturar las heridas que dejó el proceso en la sociedad y en la economía.
Una vez que las multitudes ya desfilaron por recoleta y que el golpe mediático pasó, se puede hablar con menos pasión y más objetivamente de lo que Raúl Alfonsín representa, y lo que la gestión Alfonsín representa. Los antecedentes a la recuperación de la democracia, más específicamente, el período 1955-1973, se caracterizó por la ausencia de una hegemonía política en cada gobierno de esos años, y por una constante puja de poderes entre el peronismo proscripto, el ejército, y los demás partidos. Con la vuelta de Juan Perón, hubo una corta consolidación hegemónica que fue disminuyendo con su muerte, hasta desaparecer el 24 de marzo de 1976, cuando las Fuerzas Armadas tomaron ilegítimamente el poder para combatir la subversión.
Hacia 1983, el golpe de Estado había dejado un saldo de 30.000 desaparecidos, una economía desvastada, una guerra celosamente librada y perdida, y en las calles una tensión social que solo la democracia podría desahogar, y ¡vaya que hubo desahogo! Una multitud, al igual que en recoleta, se reunió el 30 de Octubre de 1983 en plaza de Mayo para festejar la democracia, un triunfo parcial, porque la casa estaba aún muy desordenada.
La gestión Alfonsín tuvo al principio una admirable, única en Latinoamérica política de derechos humanos. El juicio a las juntas fue ejemplo en el mundo, y demostraba que Alfonsín era realmente un guapo, que tenía lo que hay que tener para hacer valer sus convicciones, cumplir con la justicia y las voluntades populares.
Decíamos anteriormente que la democracia era un triunfo parcial, había que hacer que dure para siempre, pero el momento histórico era muy complicado, la presión que ejercían las fuerzas armadas (hubo varios levantamientos armados contra el gobierno) era una amenaza constante a la democracia, y toda esa presión terminó en la sanción de las leyes de obediencia debida y punto final, un anticipo a los indultos de 1990. Por otra parte, hay que reconocer de Alfonsín un arduo trabajo en la recuperación de las instituciones, que hizo posible, por un lado comenzar el camino a la recuperación de una hegemonía política (que se va a hacer concreta con el gobierno de Carlos Menem), y por otro, que desde 1983 continuemos viviendo en democracia y que nunca más haya otro golpe de Estado en Argentina.
Por último, de la gestión Alfonsín hay que hablar de la hiperinflación de más del 20% mensual que afectó sobre todo el último tiempo de su presidencia. La misma se intentó combatir con las primeras medidas neoliberales (como el plan austral, el plan primavera), que luego, en la década de 1990 iban a vivir su momento de apogeo en Argentina y en toda Latinoamérica, con gran influencia del Consenso de Washington.
Sin duda que Raúl Alfonsín es una figura admirable de la política Argentina, por su honestidad y sus convicciones. Tampoco queda duda que es el máximo representante de esta joven democracia, algunos prefieren llamarlo el padre de la democracia moderna. Más allá de todo eso, la gestión Alfonsín es muy diferente a lo que él representa como figura pública y política. Tuvo grandes aciertos como su política de derechos humanos, que luego fueron algo aplacados por las leyes de obediencia debida y punto final, como también tuvo grandes fracasos como el plan austral, el plan primavera y el pacto de olivos.
Luego de la conmoción de estos días, creo que es importante destacar algunas cosas: repudio que en momentos como este aparezcan los oportunistas de siempre a hacer campaña política. Destaco el gesto de la Presidenta en hacer el homenaje en vida en Casa Rosada. Y destaco la gran cantidad de gente que asistió a la marcha, quiero creer en honor al momento histórico y a los valores por la democracia y los derechos humanos que Alfonsín representa, más que por sus años de gestión.
Por Bruno M. Bordonaba