domingo, 23 de noviembre de 2008

La última dictadura y la seguridad


“Los militares en el poder son más peligrosos:
Mienten más y roban más…
porque se levantan más temprano”
Eduardo Galeano

Cuando se habla de la dictadura de 1976/83 en la cotidianeidad, se repiten lugares comunes tales como, los desaparecidos, el “final” de la democracia, el modelo económico de Martínez de Hoz y la guerra de Malvinas. Son demasiados hechos, demasiado tristes, como para que se forme en las nuevas generaciones un imaginario colectivo con la suficiente valoración negativa a dicho período de nuestra historia, como para decir ¡nunca más!
Las nuevas generaciones no ignoran por completo la historia, y la sociedad argentina supo hacer valer la memoria, tanto desde talentos individuales e instituciones. No obstante, se está reproduciendo, sobretodo en los jóvenes de hoy, una razonamiento ficticio de vincular a la dictadura setentista como sinónimo de mayor seguridad. El comentario es: “Con los militares estábamos más tranquilos”, o alguno más moderado dirá: “Me parece mal todo lo que hicieron, por el tema de los desaparecidos, pero también es verdad que la gente estaba más segura, había menos robos, menos negros y eso”.
Hagamos un poco de historia, si durante el terrorismo de Estado había menos robos, es porque había menos marginalidad. Paradójicamente, todos los que integraron el mal denominado proceso de reorganización nacional, son el nombre y apellido de la intolerancia, la no inclusión social y la marginalidad. Recordemos con desprecio, el vaciamiento de la industria nacional, los compulsivos pedidos de prestamos a organismos internacionales, la inflación, y como solución a esto: el congelamiento de salarios a los obreros y la “ley de entidades financieras”, que favoreció a los deudores y especuladores, en vez de a los ahorristas y a los productores. La gran consecuencia de todo esto fue desocupación, pobreza y marginalidad. Los integrantes del último golpe de Estado, fueron los impulsores de un proceso de autodestrucción nacional, que trajo consigo una enorme inseguridad, que no se hizo tan evidente en el período 1976/83, y que luego, en los ’90, encontró su momento de apogeo.
¿Aún se puede seguir creyendo en la “mano dura” como solución a la inseguridad? La “mano dura” argentina, nos trae recuerdos de inoperancia e ineficacia, de desigualdad y pobreza. Es momento de buscar en la comprensión y la sensatez, en la inclusión y el bienestar social el plan de lucha para combatir la inseguridad.
Por otro lado, a los que frecuentan vomitar comentarios como los anteriores, creo que es válido recordarles otros comentarios como: “no digas nada, cuando vayas a la facultad no hables con nadie ni mires a nadie”. El sistema de proporción de justicia de la última dictadura se basaba en la exposición del terror, es decir, causar pánico y asegurarse de mostrarlo y ocultarlo lo suficiente para que la gente permanezca anonadada, ¿se puede llamar acaso a eso seguridad? La grandiosa escritora Pilar Calveiro se refiere a la “junta” como un Estado “burocráticamente criminal”, los centros clandestinos de concentración son el ejemplo de la institucionalización del crimen. Por lo tanto, la inseguridad que el Estado promovía, los que la asimilan con seguridad privada no se dan cuenta de que existía una amenaza aún más grande que el ataque privado, el Estado, el cual no tenía enemigos claros, ni vacilaba a la hora de hacer valer su idea de protección a la “nueva argentina”.
Vincular la última dictadura con la seguridad es el error más grande al que puede caer un país democrático. En aquella época no solo que se utilizaba la inseguridad como mecanismo de defensa hacia ellos mismos, más bien a las atrocidades que cometían. Sino que fueron los que comenzaron a cultivar un proceso que traía consigo inseguridad, la inseguridad que hoy padecemos y que la “mano dura” no la va a poder terminar. Hace falta “mente dura”, comprensión y sensatez.
Por Bruno M. Bordonaba
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brunobordonaba@hotmail.com

7 comentarios:

  1. Hay que mantenerse atento y pase lo que pase no bajar los brazos, no como héroes, como padres preocupados por los hijos o como hijos preocupados por los padres, ni más ni menos.

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  2. Hola Bruno! llegué a tu blog porque dejaste un comentario en el mío. Y la verdad, te dejo este mensaje porque estoy contenta de ver que un chico de 18 años escriba estas cosas (me tomé el trabajo de leer varios post), me alegra mucho. Y te digo que tenes un ran futuro como comunicador.
    Te seguiré visitando...

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  3. hablar de que habia mas seguridad, cuando era el mismo estado el que asesinaba no lo puedo entender!. (mi mamá lo dice)
    Igual no creo que los jovenes piensen eso hoy, lo dicen mas bien los grandes.
    yo creo que lo que no se puede permitir es que la historia la escriban los que ganaron. Porque nos guste o no, ganaron ellos. No solo mataron a quien se les cantó, sino que instauraron un modelo economico y crearon el miedo en la sociedad, sumado a la captacion de toda la clase media conservadora argentina. (que son muchos)
    saludos.

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  4. Jimena: Muchas gracias, y me alegro que nos sigas visitando.

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    Analía: Si, es más que paradójico.
    Por otro lado, vos hablaste de la clase media conservadora. En general la clase media conservadora es la que dice cosas como "con los militares estábamos más tranquilos", y los hijos de las clases medias conservadoras son los que repiten las frases. Parate en una esquina a preguntarle solo a jóvenes que piensan de la dictadura y te vas a encontrar con muchas sorpresas.


    Un saludo.

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  5. me gusta como escribes y lo que escribes (2 en 1 jajaja) con tu permiso colocaré un enlace en mi blog hasta aqui... un saludo

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  6. REPUDIO LA DICTADURA CON TODO Y SU SEGURIDAD, y repudio este bosquejo de democracia, vamos por la verdadera muchachos, es ahora o nunca, hoy.

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  7. Exacto. Por lo que se menciona justamente en el post estaba màs que equivocado Blumberg cuando para frenar la inseguridad se fue a hacer asesorar a los EE.UU., el país con mayor porcentaje de su población encerrada en càrceles del mundo occidental. Por el contrario, debiò haber ido a Escandinavia, donde la inseguridad no existe por la falta de delitos...Los países escandinavos están entre los que tienen mayor desarrollo humano: en ellos la diferencia entre los que màs ganan y los que menos es muy interior a la que poseemos nosotros...la brecha social, entonces, es evidentemente un factor central a tener en cuenta a la hora de analizar el delito. No porque la pobreza equivalga directamente a DELITO, sino porque la falta de equidad supone un quiebre moral del pacto social que erosiona los sentimientos de pertenencia a una comunidad...

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